Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): El Ministro de la Gobernación está dispuesto a modificar todas las dependencias que están a su cargo en sentido de la mejora de la administración y de las mayores economías; y aunque no puedo decir nada del lazareto que se ha indicado, porque no sé de cuál se trata, yo puedo asegurar que, tanto respecto a los lazaretos, como a todos los establecimientos que dependen del Ministerio de la Gobernación, se han de introducir las modificaciones que convengan para el mejor servicio y que produzcan a la vez economías; pero sin que de ninguna manera deje de verificarse el servicio a que se hallan destinados.

(Habla el Sr. Rodríguez Seoane.)

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Es verdad que el lazareto de Tambo ha sido reducido a la más simple expresión posible, porque, como se halla cerca del lazareto de Vigo, para las necesidades ordinarias basta el servicio que se ha dejado en él, pues no se ha creído indispensable el que se había establecido anteriormente, teniendo, como, tiene, tan próximo el lazareto de Vigo, que es de tanta importancia, dejándole ese personal que se cree suficiente para las circunstancias ordinarias; pero si ocurriesen otras extraordinarias, como una epidemia u otra causa semejante, podrá establecerse todo el servicio que entonces sea preciso. Debo añadir al Sr. Seoane que las mejoras que he introducido en este y en otros ramos dependientes de mi Ministerio, han sido hechas sin perjudicar en nada el servicio; y esas reformas que he hecho, y otras que pienso llevar a cabo, han de venir comprendidas en el presupuesto, y entonces será ocasión de discutirlas aun en el tiempo que se ha de tardar en esto, podrá verse si esas reformas presentan algún inconveniente, en cuyo caso no tendría reparos en modificarlas; pero creo que las que se han introducido hasta ahora mejoran, no sólo la administración, sino que han proporcionado economías, sin perjudicar en nada el servicio, entes al contrario mejorándolo mucho.

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Blanc tiene la palabra.

El Sr. BLANC: Suplico al Sr. Ministro de la Gobernación tenga la bondad de decirme cuándo podré explanar la interpelación que hace días tengo anunciada respecto a armamento de Voluntarios de la liabertad.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: Puede V.S. usarla.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Aparte del gusto que yo he tenido en oír al Sr. Blanc, era innecesaria, seguramente, la exhortación que ha hecho al Poder ejecutivo, por que el Poder ejecutivo no sólo no pone obstáculos al repartimiento de armas a los Voluntarios de la libertad, sino que desearía dárselas a todos en un solo día, pero no lo ha hecho porque no puede.

En los momentos de la revolución, la mayor parte de los parques que el Gobierno tenía fueron abiertos y abandonados, y por consiguiente extraídas de ellas cuantas armas existían. Al presente no se sabe dónde están; pero la verdad es que han desaparecido y los parques están exhaustos. Algunas armas que existían en los parques donde eso no ha sucedido, se han aprovechado, repartiéndolas como ha sido posible y como parecía conveniente, hasta el punto de que hoy el Gobierno no tiene ninguna que repartir. Muchas armas que estaban inutilizadas o en mal estado de uso, se van recomponiendo, y a medida que se recomponen, se hace su entrega y distribución.

No puede hacer más el Gobierno. Podría haber hecho otra cosa: haber venido aquí y pedir un crédito para la compra de fusiles; pero no lo ha creído oportuno. Sin embargo, en último resultado, si no hubiese bastantes armas [821] para la fuerza ciudadana, luego que ésta se halle organizada con arreglo a la ley, entonces podrá señalarse en el presupuesto una partida con ese objeto: el Gobierno no ha podido hacer más que lo que ha hecho. El Sr. Blanc aquí, no hubiera adelantado más.